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30 Cosas que no debéis hacer en una entrevista de trabajo

8 septiembre, 2017 - Jon Sainz

¿Habéis terminado la Universidad, el Ciclo Formativo, el colegio o la academia donde os habéis formado y ya os sentís preparados para dar el salto al mundo laboral? Pues entonces tendréis que ir preparándoos para uno de los pasos cruciales: la entrevista de trabajo. Os suena, ¿verdad? La mayoría hemos tenido que pasar por ellas, y si bien la información que circula por la red a respecto es amplia, al final se acaban cometiendo los mismos errores que dan al traste con oportunidades únicas. En el post de hoy vamos a ver cuáles son estos fallos y cómo debéis superarlos.

Qué no debéis hacer o decir en una entrevista de trabajo

  • Falta de puntualidad

    Esto suele ser el talón de Aquiles de muchos candidatos. ¿Se os ocurriría llegar tarde a una entrevista de trabajo? Pues sorprendentemente hay personas que llegan 5, 10 o incluso más minutos tarde. Y que conste que puedo entender que el autobús se haya atrasado o que haya pasado esto o lo otro, pero lo que no concibo es que no se tenga la suficiente previsión como para contemplar estas cosas.

    Esto no es como quien llega tarde a una cita con un amigo, algo que de por si ya tiene delito, sino que es más grave. No os dirán un “no pasa nada”; lo que os dirán es que hay gente que ha mostrado más interés y respeto por la empresa y el entrevistador. Tened en cuenta que la persona que podríais tener a la otra parte de la mesa tiene su día planificado, por lo que no puede andar quemando tiempo innecesariamente. Y ello por no hablar de la mala imagen que transmite que un empleado llegue tarde…¡y peor aún si se trata de un mero aspirante!

    Lo aconsejable es llegar 30 minutos antes a la zona y, cuando apenas queden 10 minutos, ir a la oficina o lugar donde sea la entrevista. De esta manera os cubriréis las espaldas.

  • Malos modales

    Un entrevistador no es vuestro amigo, aunque os agradecerá que os sentéis antes que él, que no le deis la mano o que os sentéis de mala manera. Más que nada porque le habréis ahorrado el trabajo de determinar si sois o no válidos. ¿Os imagináis qué pasará si hacéis alguna de estas cosas? Con una sonrisa más falsa que un billete de 40 euros os dirá la frase matadora: “ya te llamaremos”.

    Tenéis que tener en cuenta que las impresiones cuentan mucho en una entrevista de trabajo, por lo que debéis guardar las formas. Esto significa decir buenos días o buenas tardes, según corresponda; dar la mano con seguridad al entrevistador nada más lo conozcáis, no dar besos (un error clásico), esperar a que él o ella se siente antes para aterrizar el trasero (a no ser que expresamente os diga que os sentéis), no comer chicle (es increíble que haya personas que hagan esto durante una entrevista de trabajo), no sacar el móvil bajo ninguna circunstancia (debéis tenerlo apagado o en modo avión), no mirar el reloj, no bostezar, etc. La verdad es que el listado de cosas es largo. Pero eso sí, tienen un denominador común: el sentido común.

  • Vestir mal o no acorde

    Mucho ojo con este punto, ya que puede inclinar la balanza hacia un lugar o hacia otro.

    Según la empresa a la que vayáis y el puesto al que os estéis presentando la manera de vestir variará. Por ejemplo, si os estáis presentando a una oferta de abogado id con traje (y que no sea dos tallas más grande), si hacéis lo propio con uno de contabilidad y la empresa es una PYME id formales, pero no en traje; si os evalúan para un trabajo de mecánico id también con ropa formal y evitad los trajes a toda costa, etc.

    Al final la clave está en ver cómo vestiréis en el trabajo al que optáis. Si el día a día se hace con traje id vestidos así. Si en cambio no es necesario id formales (no con prendas deportivas).

    Y por cierto, si sois mujeres y os maquilláis ojo con no pasaros. Lo mismo con los accesorios; nada de pasarse con los anillos o collares. De hecho el “minimalismo” a la hora de vestirse tiende a ser premiado en las entrevistas de trabajo. Al menos en la sensación que dais al inicio.

  • Hablar coloquialmente

    Nuevamente os digo que un entrevistador no es vuestro amigo, así que no podéis hablar como si estuvierais con vuestros amigotes. Nada de “tío”, “colega” y demás palabras del lenguaje coloquial. Tratad de emplear un léxico adecuado y preciso; y especialmente si el puesto de trabajo es de perfil alto.

  • Demasiadas confianzas

    Los entrevistadores suelen emplear un truco que casi siempre funciona: dar confianza a los entrevistados.

    Esto quiere decir que os tratarán de tal manera que os sintáis a gusto, pudiendo incluso comenzar a hablar de cosas aparentemente banales (deporte, tráfico en la ciudad, clima, etc.). No os confiéis, pues buscan que bajéis la guardia y mostréis cómo sois en realidad. De hecho aquí mucha gente se deja llevar y dice cosas que no debería; provocando, como os imaginaréis, un descarte.

  • Ser sincero con las preguntas personales

    Un tema muy peliagudo se da cuando se hacen preguntas que en principio no tienen lugar. La más típica y comprometida suele estar dirigida a las mujeres; y especialmente a las que rondan los 30 años: “¿Y quieres tener hijos?” Según donde miréis veréis que suelen recomendar responder diciendo que eso no es una pregunta relacionada con el puesto. Pero claro, con ello provocaréis que no os cojan. Si queréis el puesto lo mejor es decir que no, que no tenéis intención alguna. Después, si os quedáis embarazadas, no os podrán hacer nada por ello; así que sin miedo.

    Esto lo suelen preguntar ya que para una empresa es un engorro tener a alguien con una baja tan larga. Pero claro, la naturaleza es la naturaleza, así que nada.

    Si sois homosexuales os podréis encontrar con una situación peor, preguntándoos si sois gais o lesbianas. En este caso lo mejor que podéis hacer es levantaros e iros. No merecerá la pena que os quedéis ahí.

  • No tener preparada una respuesta al “cuéntame”

    No es que os vayan a poner vídeos de la mítica serie de televisión, sino que os podrían decir nada más empezar algo como “Cuéntame”. El entrevistador podría decirlo, quedarse callado y miraros fijamente. ¿Alguno se ha encontrado con esta situación? Yo sí, y os digo que de agradable no tiene nada. No me quedó otra que improvisar, pues por aquel entonces aún iba muy verde en esto de las entrevistas de trabajo.

    Os recomiendo que os preparéis este asunto, pues os podrían dejar “a dos velas”, y lo que es peor, con el camino libre para que digáis cualquier bobada. La otra parte sabe que estaréis nerviosos y se aprovechará.

    Suelen utilizar esta fórmula en las entrevistas para ver cómo se las arreglan los candidatos ante imprevistos y situaciones de estrés (y especialmente si el puesto requiere de aptitudes e este tipo).

  • Mostrar tatuajes y piercings

    En líneas generales los empresarios no están muy por la labor de contratar a personas que tengan tatuajes visibles, dilataciones de oreja, piercings y similares. Y antes de que digáis nada os diré que sí, que es injusto. Pero qué le vamos a hacer, así están las cosas. Así que tenéis básicamente tres opciones.

    La primera de ella es seleccionar ofertas de aquellas empresas que en principio les importaría un pepino que tuvierais tatuajes y demás; de hecho a veces incluso es positivo; y si no mirad el campo de la peluquería, que está evolucionando bastante. La segunda opción pasa por que mantengáis los tatuajes y los piercings a la vista, sin tapar nada. En ese caso os la estaréis jugando, pero también es cierto que seréis sinceros e íntegros con vuestra personalidad. Y finalmente está la opción más habitual y que recomiendo si necesitáis el trabajo: ocultad los tatuajes y quitaros los piercings (las dilataciones ya será más complejo). Tendréis más opciones.

    Obviamente también tendréis que echar un vistazo al sector, pues no es lo mismo presentarse a una oferta de trabajo como médico en un centro geriátrico, o a una para abogado penalista en un bufete, que a un puesto de peluquero, diseñador de modas o SEO.

  • Carecer de una base de cultura general y demostrarlo

    La entrevista de trabajo, sea de manera premeditada o por mera casualidad, puede acabar sacando temas que poco o nada tienen que ver con el puesto. Además de poder estar frente a una “caza” como la que os hablaba anteriormente podría darse la situación de que el entrevistador quisiera ver qué tanta cultura tenéis. Algo importante cuando hablamos de puestos de mando, comerciales y similares. Trabajos donde hay que mantener conversaciones de manera constante con personas de fuera de la compañía.

    En estos casos el consejo es que no os metáis en berenjenales y que esquivéis con sutileza los temas de los que no estéis informados. Hay que andar con pies de plomo.

  • Fallar en la aspiración salarial

    Esta es una pregunta peculiar, pues si bien en un inicio parece sencilla, tiene su cosa. Si os la encontráis debéis evitar decir cifras muy elevadas, ya que podríais asustar al entrevistador y finalizar ahí el proceso. Pero claro, tampoco podéis regalar vuestro trabajo, ya que ello indicaría que o bien no confiáis en vosotros o no tenéis la capacidad necesaria para llevar adelante las tareas encomendadas. Lo ideal es optar por un punto medio; un salario con el que estéis conformes y, como os podréis imaginar, que esté en los márgenes del mercado.

    Si tenéis mucha experiencia o una cualificación claramente mayor a lo solicitado en el puesto y aún así os llaman a la entrevista es que de una u otra manera querrán explotar ese perfil. En líneas generales no deberíais poner en el curriculum mucho más de lo que piden, pues podríais quedar descartados por sobrecualificación. Sea como sea en este tipo de casos podréis aprovecharos y solicitar algo que esté por encima de lo ofrecido. Recordad que estaréis ofreciendo más. Digamos que en cierta medida podréis negociar. Pero eso sí, sin pasaros de frenada.

    Una solución salomónica pasa por decir que la cifra que indique el convenio aplicable, aunque aquí podréis correr el riesgo de quedar por debajo de lo que podríais cobrar; y especialmente si tenéis cierta experiencia. Otra solución pasa por decir que lo mismo que los trabajadores que haya en la empresa con el mismo perfil.

  • Centrarse en el salario

    El tema económico no debería ser más que uno de los tantos que se toquen, ya que el objetivo de la entrevista de trabajo no es hablar de cifras. Eso ya vendría después en caso de ser seleccionados.

    Os digo esto porque hay mucha gente que pone mucho énfasis en este apartado, dando a entender que es lo único que les interesa. Y bueno, como comprenderéis eso es de mala educación; además de ser digno de desconfianza.

  • Ir acompañado

    Hay gente que va acompañada a una entrevista; de hecho recuerdo haber visto hace unos años a una chica que se llevo a su padre (quien se quedó esperando en la salita de espera, valga la redundancia). ¿Es vuestra idea? Pues quitárosla de la cabeza, pues eso transmite sensación de inseguridad y falta de profesionalidad. Y que conste que podría ser que la chica que os comento fuera con el padre únicamente porque después se lo llevaba de compras y así aprovechaba, pero es algo que el entrevistador no sabrá.

    Sobra decir que ni por asomo os metáis a la sala donde os hagan la entrevista con el acompañante. No he visto casos así, pero ya sería de traca.

  • Cortar al entrevistador

    Cuando se mantiene una conversación con otra persona hay que dejar que termine para hablar, ¿os suena? Pues en este país parece deporte nacional cortar al interlocutor. Algo que si ya de por si es de mala educación en una entrevista de trabajo es peor aún. Jamás, -repito- jamás, cortéis al interlocutor cuando os esté explicando algo. Vuestra educación quedará en evidencia y lo más probable es que no os llevéis el trabajo.

  • Gestos corporales no disimulados

    La otra parte puede que diga algo que os incomode, que os inquiete, que os exalte o que os defraude; sea como sea, si aún estáis interesados en el puesto, o si dado el caso tenéis capacidad de negociar las condiciones, tened muy controladas las gesticulaciones. ¿Habéis visto “Miénteme”? Si no es así os recomiendo que le echéis un vistazo, trata sobre todo lo que comunicamos con los gestos. Os sorprendería saber lo que puede llegar a interpretar una persona experta en la materia; y muchos especialistas en recursos humanos tienen conocimientos de ello.

  • Hablar mal de los antiguos jefes

    Puede que tuvierais en el pasado un jefe que fuera un auténtico idiota, pero jamás lo digáis en una entrevista de trabajo. Si ese es el caso debéis mentir, sí o sí. Decid que era un buen profesional o algo por el estilo. Más que nada porque si decís cosas feas acerca de antiguos jefes pensarán que en un futuro haríais lo mismo sobre los jefes que os tocarían ahora. Digamos que hay que tener un cierto tacto y fuertes dotes de diplomacia. Lo mismo habría que decir en caso de que os preguntaran acerca de vuestros compañeros o de la empresa en sí. Todo muy bien.

  • Rechazar una oferta de mala manera

    En una entrevista de trabajo la empresa puede entender que no sois los trabajadores adecuados, pero también podría pasar al revés, que os deis cuenta de que ahí no os interesa entrar a trabajar. Si ese es el caso decidlo en la entrevista, agradecedles la oportunidad y sed cordiales. Nunca sabéis quién es la persona que hay a al otra parte de la mesa.

    Esto también aplicaría en caso de que en la entrevista os digan que no cumplís con el perfil buscado. Hay gente que se enfada e incluso quien se pone altanero; no lo hagáis. Agradeced la oportunidad y ya; como os decía, no sabéis quién puede ser el entrevistador.

  • En cinco años os veis igual

    Esta es otra pregunta trampa, ya que dependiendo de cómo respondáis diréis mucho acerca de vuestra personalidad y aspiraciones. La clave esta en decir que os veis en un puesto superior, a jornada completa, con un puesto fijo o lo que quiera que sea una mejora respecto a la oferta a la que os estáis presentando.

    Si demostráis a la empresa que tenéis ganas de mejorar significará que estaréis dispuestos a trabajar duro y a cumplir con la visión de la compañía. Si en cambio decís que os veis en el mismo puesto y con las mismas condiciones, porque os parece bien, significará que sois pasivos y conformistas; algo poco apreciado y que a medio plazo puede ser un problema en los planes de progreso de la firma. Especialmente si es pequeña y cada empleado cuenta.

  • No saber acerca de la empresa

    Es probable que os pregunten si sabéis algo de la empresa, así que más os vale haber hecho los deberes con anterioridad. Si el entrevistador ve que no tenéis ni pajolera idea de la compañía dará por hecho que únicamente os interesa el dinero, más no el desarrollo profesional en la misma. En resumen, buscad información sobre la empresa antes de la entrevista.

  • Monosílabos

    En una entrevista de trabajo debéis huir de las respuestas monosilábicas y ser capaces de estructurar una respuesta argumentada. También es muy recomendable que no divaguéis con las respuestas, ya que ello podría dar a entender que no tenéis ni idea de lo que estáis hablando, que estáis mintiendo, etc.

  • Mendigar el puesto

    Puede que necesitéis el trabajo como agua de mayo, pero jamás debéis demostrárselo al entrevistador. Os lo comento porque hay gente que suplica la plaza, porque necesita dinero, porque tiene deudas, porque esto, porque lo otro. Tened muy claro que al entrevistador le importa un cuerno vuestra situación personal, así que no os rebajéis. De hecho eso es síntoma de desesperación y desconfianza, así que lo más probable es que os saquen del proceso de selección.

  • Tener el tabaco a la vista

    Si fumáis no metáis tabaco a la entrevista, y si lo hacéis que no se vea. Socialmente cada vez está peor visto el hecho de fumar, así que no os la juguéis.

  • Falsear información en el curriculum

    Si habéis falseado información en el curriculum hay muchas posibilidades de que os pillen, así que es mejor que seáis sinceros con esto. Otra cosa es que adornéis el curriculum, pero sin mentir.

    De hecho, por si a alguno se le está ocurriendo la idea de poner un título que no tiene en realidad, que sepa que las empresas en España tienen la manera de saber si el certificado ha sido expedido. Al menos con títulos homologados.

  • Preguntar qué tal habéis hecho la entrevista

    Tened una cosa muy clara: la entrevista de trabajo no acaba hasta que habéis salido de la empresa y estáis solos. Es importante tenerlo en cuenta porque el entrevistador podría dar todos los indicios de que “ya se ha acabado” para ver si caéis en algunos de los errores que os comentaba más arriba y tomáis demasiadas confianzas. Una pregunta que de vez en cuando se escucha en este contexto es la de si se ha hecho bien la entrevista. ¡¡No!! Eso da a entender dos cosas.

    La primera de ellas es que el candidato da la imagen de ser idiota al no darse cuenta de que está hablando con el entrevistador. La segunda es que se da la sensación de haber estado actuando durante la entrevista. Nada positivo, como imaginaréis.

  • Mentir acerca de las capacidades

    Muchos, con tal de ganarse le trabajo, dicen sí a todo. Lo que no saben es que eso juega en su contra. A fin de cuentas, ¿quién es bueno en todo? Los entrevistadores saben que nadie es Superman y que tendrán que enseñar algunas cosas a los candidatos.

    Que no os de miedo decir que no controláis algún programa, alguna técnica o alguna cosa en específico; de hecho será más creíble que si decís a todo que sí. Acompañad la respuesta con una coletilla que diga que estáis acostumbraros a superar retos y a actualizaros constantemente.

  • Quedarse en blanco

    En todas las entrevistas de trabajo semeten preguntas cuya intención es ver qué tan bien o mal reacciona un candidato ante algo inesperado. De ahí que sea importante preparar un poco la entrevista y buscar información acerca de la empresa.

  • No mirar a los ojos del entrevistador

    Cuando una persona os está hablando debéis mirarle a los ojos, ya que de otra manera se entenderá que no estáis interesados en lo que dice o que estáis prestando más atención a la mosca que pasaba por allí. Vamos, que es de mala educación; y en una entrevista de trabajo ni os cuento. Se trata de un error bastante típico, así que no lo cometáis.

    De todas maneras tampoco vayáis a iros al extremo, ya que si os la pasáis clavando la mirada en los ojos del entrevistador este podría sentirse incómodo. La belleza está en el equilibrio.

  • No saber las fortalezas y debilidades

    Conozco a una chica que tras hacer una entrevista perfecta para el que iba a ser el puesto de trabajo de su vida respondió que no tenía fallos cuando le preguntaron al respecto. Resultado: la sacaron del proceso de selección.

    Con esto os quiero decir que debéis conocer cuáles son vuestros puntos débiles y fuertes, ya que os preguntarán al respecto.

    En el primer caso debéis responder algo “políticamente correcto”. Es decir, algo que si bien es negativo no os haga quedar mal. Un ejemplo: a veces sois muy perfeccionistas con los detalles, y con tal de no dejarlo malamente acabado os lleváis el trabajo a casa. En países del norte de Europa esto sería algo muy mal visto, en España no.

    En el segundo caso, las fortalezas, debéis saberos vender; pero eso sí, sin pasaros; que a nadie le gustan los fanfarrones.

  • Olvidarse del nombre del entrevistador

    Al inicio de la entrevista el entrevistador os dirá cómo se llama. No olvidéis este detalle, ya que podría seros útil a la hora de despediros.

  • ¿Me puedo ir ya?

    Jamás hagáis esta pregunta a final de una entrevista de trabajo, ya que denota falta de interés. Debéis esperar a que el entrevistador os diga que ya ha acabado y que podéis iros. De hecho normalmente son ellos los que se levantan de la mesa, os abren la puerta y os despiden dándoos la mano.

  • Dar mal la mano

    Parece una bobada, pero no. Dentro de la gesticulaciones de las que os hablaba más arriba podréis analizar qué está tratando de transmitir la otra persona cuando da la mano.

    Tenéis un artículo muy interesante sobre esto en Protocolo y Etiqueta. Pero vamos, que al final este punto se traduce en dar una apretón firme (sin pasarse), en mirar a los ojos, en no dejar la mano más de 4 o 10 segundos e, importante, en no hacer distinciones entre hombre y mujer. A veces se tiende a dar la mano de manera diferente al sexo opuesto; fuera con esta costumbre.

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