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20 Reglas en los negocios que explican el éxito de los empresarios judíos

5 febrero, 2019 - Tes Nehuén

Probablemente te hayas preguntado alguna vez por qué hay tantos famosos que pertenecen al judaísmo o que son descendientes de judíos. La explicación reside en una forma que tienen de vivir que les permite ser provechosos y conseguir el éxito en sus objetivos. Aquí te cuento cuáles son las 20 reglas que todo judío tiene en cuenta en su vida para convertirse en aquello que desea. Se cree que es gracias a ellas que muchos judíos consiguen convertirse en millonarias o consiguen desarrollar vidas exitosas en diversos terrenos. Aprender de ellos no sería una mala idea, ¿no?

Amancio Ortega, el fundador de Zara es de origen judío
Amancio Ortega, el fundador de Zara, es de origen judío

Reglas en los negocios

El pueblo judío es uno de los que mejores enseñanzas nos han dejado en torno a la forma de afrontar los problemas de la vida. Desde tiempos antiquísimos han sabido sobreponerse al dolor y a las miserias a los que la vida los fue enfrentando, para reconstruirse y salvar aquello que más les importaba. Pero esa resiliencia no habría sido posible sin una de sus señas culturales: trabajar para el futuro.

Cumplir con los mandatos divinos

Ésta es seguramente la base de toda la ideología del pueblo judío. Respetar el deseo o la voluntad divina es una de las cosas que más tiempo ocupan en su pensamiento y un compromiso que no abandonan en ningún momento. De él se desprenden todas las demás ideas acerca de cómo vivir.
Cumplir con la ley de Su Dios exige esforzarse al máximo para hacer de esta vida algo provechoso y, seguramente, es a través de esta exigencia como consiguen comprometerse sin dudarlo con sus objetivos.

Mantener la unión fraterna

Una de las grandes cosas para aprender de los judíos es su sensación de pertenencia a un grupo: el pueblo judío. Juntos han podido afrontar situaciones dolorosas, y juntos han sabido sobrevivir. Sentirse parte de esa comunidad es una de las cosas que los hace sentir bien consigo mismos. El apoyo fraternal que se dan los judíos entre sí es todo un ejemplo de compromiso comunitario del que podríamos aprender mucho.

Disciplinarse

En el cumplimiento de los mandatos divinos, en ese empeño por satisfacer la voluntad de Su Dios, los judíos ponen toda su energía, y para eso se arman de una disciplina intachable que les permite alcanzar sus objetivos materiales y espirituales. Mantenerse firmes en sus metas y esforzarse al máximo representan la actitud judía por excelencia.

Desarrollar un pensamiento crítico

La educación es uno de los principales objetivos de la comunidad. Desde pequeños los niños se acostumbran a leer y estudiar los libros sagrados, la Torá y el Talmud y a desarrollar un pensamiento crítico sobre la vida. Esto les convierte en buenos oradores y pensadores y facilita su inserción social; el hecho de que desarrollen una vida social activa los ayuda a poner en práctica ese pensamiento y a expresar sus ideas con acierto.

Invertir tiempo en la educación

Los judíos invierten mucho tiempo en mejorar intelectualmente, así como también en resolver inquietudes y ser fructíferos en sus respectivos oficios. A través de la educación son capaces de formarse para el futuro, convirtiéndose en personas hábiles para los negocios y las relaciones sociales. Sin duda, su apuesta por la educación es uno de los grandes consejos que debemos aprender de este extraordinario pueblo.

Trabajar todo lo posible

Los judíos trabajan muchísimo y eso les permite conseguir sus objetivos. El trabajo es uno de los pilares fundamentales que los mantienen en equilibrio y que hace posible que consigan todo lo que se proponen. Si bien es cierto que también tienen sus días de descanso; mientras están trabajando los judíos necesitan y se proponen ser muy productivos. Esta actitud frente al trabajo la han heredado de sus ancestros.

Tener tu propio negocio

Los judíos saben que la mejor forma de tener éxito es llevando tu propia empresa. Así, muchos judíos han sabido hacer pequeñas y grandes fortunas valiéndose por ellos mismos. Ser ricos les permite cumplir mejor con las leyes divinas, por lo que para ellos conseguir riquezas resulta muy importante.

Ahorrar lo que se gana

Este es otro de los pilares de la vida judía: el ahorro. Su forma de entender la vida como algo pasajero y destinado a engrandecer a Su Dios, les lleva a tentarse menos con los bienes materiales y a conseguir buenos ahorros. Tener ahorros para mejorar el estatus de su familia, es la mejor forma de cuidar de la cultura y agradar a su deidad.

Acumular con sentido

El ahorro para los judíos debe realizarse siguiendo una estrategia, es decir, implica un objetivo. Acumular porque sí, como si fuese un sinsentido, para los judíos es un despropósito; por eso invierten el dinero y lo que ahorran lo utilizan para apostar por el futuro.

Invertir el dinero

Pero, ¿ahorrar, para qué? Pues, para invertir. Ahí reside otro de los secretos del buen desempeño económico de este pueblo: el dinero, en lugar de gastarlo, lo invierten en proyectos. De este modo constantemente están teniendo ganancias extras. Sin duda una forma interesante de encarar la economía.

Cabe mencionar que los propios libros sagrados enseñan a los judíos a cuidar de su dinero. Allí dice que deben dividir las ganancias en tres y usar cada cantidad en tierras, negocios y efectivo. Es ésta la regla de los tres tercios y aunque no sea del todo inamovible; muchos judíos la siguen y han conseguido levantar pequeños imperios o, al menos, asegurar el bienestar de su familia.

Invertir en tierras

Invertir en tierras les permite asegurarse un lugar propio al que llamar hogar en caso de dificultades. Pero no siempre esta inversión es para conseguir un espacio para vivir, muchas veces, son inversiones que se hacen para obtener más ganancias. Tener una propiedad les puede servir para asegurarse una entrada monetaria que les ayude a conseguir más ahorros.

Invertir en negocios

Esta es la segunda cláusula de la regla de los tercios. Debido a la gran sensación de pertenencia que tienen respecto a su comunidad, los judíos suelen invertir en negocios dentro de la misma comunidad; así colaboran con el buen desarrollo de ésta mientras propician un ingreso a futuro.

Contar con dinero para solventar imprevistos

El tercer tercio de las ganancias va destinado para ser utilizados en caso de que surjan nuevas e interesantes inversiones, o que acontezca algún imprevisto y necesiten liquidez. Esto les permite vivir con tranquilidad ya que, en caso de necesitarlo, siempre tienen dinero a mano.

No derrochar

¿Para qué gastar dinero con la tarjeta de crédito en cosas que no necesitamos? Esta es sin duda la pregunta fundamental que se hacen las familias judías. Sólo gastan en aquello que realmente merece la pena y, desde ya, no postergan el bienestar económico (comprar una casa) por conseguir lujos (comprar un coche de marca). Tener claro esto les ayuda a mantenerse siempre firmes en su idea de cumplir con Su Dios y cuidar de su familia.

Vender lo que no se usa

Si algo no lo utilizan no sólo puede serle útil a otra persona sino que, además su venta puede servirle a su dueño para conseguir liquidez. Esta es otra de las ideas que los judíos cumplen. Deshacerse de las cosas materiales que se ocupan un espacio que podría ser útil para otra cosa, es algo que practican con cierta asiduidad. De paso, les ayuda a no apegarse a cosas innecesarias y a mantener el orden en sus casas y negocios.

Hablar de dinero

En Occidente crecemos creyendo que hablar de dinero está mal, y es éste un tema delicado que conviene no tocar en nuestras relaciones cercanas; esto nos lleva a mantener con el capital una relación extraña y muchas veces ineficaz. Para los judíos, en cambio, el dinero es parte de la vida; incluso lo tienen en sus leyes, en su religión. Por esta razón se acostumbran pronto a nombrarlo y a resolver asuntos respecto a él. Y así, al llegar a la madurez económica saben còmo gestionarlo y consiguen desarrollar vidas exitosas.

Mantener y ampliar los contactos

La situación de pertenencia a un grupo les permite a los judíos armar relaciones y multiplicar sus oportunidades ya sea laborales como sociales. Parte de la energía de la vida se utiliza en mantener esa sólida red de contactos y aumentar los lazos. Ya se sabe que las conquistas en grupo siempre son más provechosas que los méritos individuales.

Mantener una buena reputación

Dentro de esas relaciones intercomunitarias, los judíos se preocupan por labrarse una buena imagen. Tener una buena reputación en la comunidad les puede servir para conseguir nuevas oportunidades y prosperar. Alguien dijo que es como una especie de pasaporte que les permite convertirse en personas provechosas, deseadas y exitosas.

Mantener una actitud amable con los demás

Este es otro rasgo que les convierte a los judíos en personas hábiles en las relaciones y los negocios. Tratar bien a los demás les sirve para armar buenas relaciones y eso repercute positivamente en sus propios negocios. Eso sí, no invierten su tiempo en relaciones nocivas o en gente que no desea el bien común; eso parece que lo tienen bastante claro.

Tener siempre presente el bien común

Mientras en Occidente nos educan para pensar en nosotros mismos, los judíos piensan en sistemas. Esto les sirve tanto para desarrollar pensamientos colectivos partiendo desde los individuos y sus necesidades, como para formarse y fortalecerse como partes de un todo. La sensación de formar parte de algo más grande que nosotros mismos sin lugar a dudas puede ser una de los mayores regalos de la vida: la mejor manera de luchar con sentido por algo y de lograr el éxito para tener con quién compartirlo.

¿Te animas a aprender algo de esta comunidad milenaria que ha sabido construir imperios de la nada?

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